la casa de Carlos y Leti

La casa de un pintor siempre es un reto, pues el artista dota a su vivienda de obras en sí mismas. Ponerlas en valor y adecuarlas a la forma de vivir la casa era el objetivo. Juntos, buscamos resaltar la fluidez del espacio integrando la galería de cuadros para unificarlas: un juego de estancias que se articulan siguiendo la dirección de la luz y su uso;  la cocina, el comedor y el salón, se delimitan sutilmente jugando con las dimensiones y posición de cada uno, permitiendo a su vez que toda la luz invada la casa.

La estructura de acero se convierte en una escultura en forma de pilar y viga, en una oda a la arquitectura. Un objeto a admirar que transforma el pasillo en un lugar a contemplar, un foco de interés inesperado que dota de una personalidad singular a este espacio.

Por último, decidimos dar importancia a la zona privada de la casa: el dormitorio principal, donde el pasillo de conexión con el baño de mármol y cobre se convierte en un vestidor que se oculta a la vista con una puerta corredera.

Obra realizada en el barrio Salamanca.